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LA IMPOTENCIA DE UN PUEBLO

En estos días se ha estado discutiendo en el congreso nacional un proyecto de ley al que han llamado “Ley General de Salario”, que según sus gestores tiene por objeto, dizque regularizar los altos salarios devengados por ciertos funcionarios del estado.

Indudablemente, que esto ocasionó al principio, como siempre ocurre en nuestro país cuando se habla de salarios, expectativas y cierta esperanza entre algunos que sin conocer siquiera el alcance del mencionado proyecto de ley, ya esperaban un aumento salarial.

Pero como siempre ocurre, quienes así soñaron no han tardado en comenzar a despertar y, por supuesto, a chocar de frente una vez más, con la cruda realidad de su país.

Todos sabemos lo exorbitante de los salarios de algunos funcionarios dominicanos, los cuales superan por mucho a sus homólogos de muchos países, incluyendo a los propios Estados Unidos de América, cuya fortaleza económica y el nivel de vida de sus ciudadanos en sentido general, no pueden ser comparados con los nuestros.

Por ello, fueron muchos los que vieron con beneplácito esta idea, en el entendido, de que significaría un respiro para la economía dominicana, lo cual de alguna manera tendría que traducirse en beneficio para el país. Sin embargo, los señores Diputados nuestros, tan pronto tuvieron la oportunidad hicieron las modificaciones que entendieron necesarias al proyecto, a fin de no sólo conservar sus elevados salarios, sino también todos los beneficios colaterales de los que hoy disfrutan.

 Un productor de un programa noticioso en un canal de la televisión nacional, habló de los beneficios de estos legisladores, señalando que además de su salario de $180,000.00 (ciento ochenta mil pesos) mensuales, tienen chofer, asistente, mensajero y secretaria, con la particularidad de que todos son pagados por la Cámara a la cual pertenecen.

Esto les da a estos señores un status que ellos no iban a perder quedándose de brazos cruzados, sobre todo, cuando tienen la sartén por el mango.

Esta actitud no debería sorprender a nadie, ya que pecaría de iluso todo aquel que no sepa a qué fueron la mayoría de nuestros legisladores al Congreso Nacional; claro está, que con muy honrosas excepciones .

Pero sí indigna a cada ser pensante, ver como esta gente embaucó a sus conciudadanos, muchas veces aprovechándose de su pobreza, para conseguir que le llevaran al congreso nacional, para luego legislar para sí mismos, olvidando que aquellos a quienes deben su curul, siguen pasando las mismas penurias .

Con su actitud, estos señores siguen aumentando la gran brecha social en la República Dominicana, ya que mientras en los estratos sociales más bajos de nuestra sociedad hay cada vez más injusticias, ellos gozan cada vez más de mayores privilegios. Todo esto ante un pueblo que llora su impotencia.


Dr. Gumercindo De León R.

10-08-12



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